09/06
Buenos días chic@s ;
Como la mayoría no habéis terminado la carta lo hacéis de tarea.
02/06
Leemos este texto:
“En la amistad, la
distancia entre lo ideal y lo real debe ser corta; no podemos proclamar una
cosa y hacer otra.
Los pactos han de ser respetados, la confianza recompensada. La amistad ha de ser leal, sincera, límpida. El amigo debe querer el bien del amigo no con palabras sino concretamente, debe acompañarlo en los momentos de necesidad.
En la amistad no se puede engañar ni hacer el mal, hay que saber cuáles son las virtudes del otro y valorarlas.
El amigo ha de ser abierto, lleno de vida, divertido, no debe aburrir ni abrumar, y tampoco debe ser demasiado generoso, exagerando con los regalos, puesto que si es así suscita la necesidad de correspondencia y reconocimiento, que resulta muy pesada. La amistad debe ser fresca, ligera, incluso cuando es heroica. La amistad dice siempre, incluso delante de la muerte “no hay de qué”.
Los pactos han de ser respetados, la confianza recompensada. La amistad ha de ser leal, sincera, límpida. El amigo debe querer el bien del amigo no con palabras sino concretamente, debe acompañarlo en los momentos de necesidad.
En la amistad no se puede engañar ni hacer el mal, hay que saber cuáles son las virtudes del otro y valorarlas.
El amigo ha de ser abierto, lleno de vida, divertido, no debe aburrir ni abrumar, y tampoco debe ser demasiado generoso, exagerando con los regalos, puesto que si es así suscita la necesidad de correspondencia y reconocimiento, que resulta muy pesada. La amistad debe ser fresca, ligera, incluso cuando es heroica. La amistad dice siempre, incluso delante de la muerte “no hay de qué”.
La amistad existía
en época de Confucio y existe hoy, y no hay motivos para pensar que vaya
desaparecer en el futuro. La amistad es tan sólo un modelo ideal que requiere
ser respetado. Mientras lo sigamos, el mundo seguirá colmado de amigos, amigos
que al vernos nos sonríen”.
Francesco Alberoni
Escuchamos esta canción y buscamos otra que nos guste
y escribimos una carta de una cara a un
amigo.
Con todo lo que ya sabemos sobre la amistad, vamos a hacer un
cartel o póster sobre la amistad aquí os dejo un ejemplo
19/05
Vamos
a ver estos tres cortometrajes, hacer un pequeño resumen y a decidir cual nos
gusta mas y porque.
Aquí os dejo la tarea de hoy:
Leyenda
sobre la amistad
Un hombre, su caballo y su perro iban por
una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres
murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado
este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos
tardan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición).
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
– Buenos días.
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
– Buenos días.
– Buenos días –
respondió el guardián.
– ¿Cómo se llama
este lugar tan bonito?
– Esto es el
Cielo.
– ¡Qué bien que
hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
– Usted puede
entrar y beber tanta agua como quiera.
Y el guardián señaló la fuente.
– Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…
Y el guardián señaló la fuente.
– Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…
– Lo siento
mucho – Dijo el guardián- pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.
Después de
caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro
sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de
tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre
echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
– Buenos días – dijo el caminante. –
– Buenos días – dijo el caminante. –
El hombre
respondió con un gesto de la cabeza.
– Tenemos mucha
sed, mi caballo, mi perro y yo
– Hay una
fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar. Podéis beber
toda el agua como queráis.
El hombre, el
caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
– Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.
El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
– Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.
– A propósito
¿Cómo se llama este lugar?- preguntó el hombre.
– EL CIELO.
– ¿El Cielo?
– ¿Sí? – Pero
si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
– Aquello no
era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.
El caminante quedó perplejo.
– ¡Deberíais
prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar
grandes confusiones! – advirtió el hombre.
– ¡De ninguna manera!-increpó el hombre – En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar sus mejores amigos.
– ¡De ninguna manera!-increpó el hombre – En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar sus mejores amigos.
Una leyenda india sobre la amistad Las cuatro pipas
“Hace muchos, muchos años, en un poblado
indio situado en un profundo valle entre montañas, vivía una pacífica tribu
liderada por un jefe sabio y prudente llamado Chíkala. Una mañana, cuando el
sol, como una enorme bola roja, se asomaba a dar a todos los buenos días por el
horizonte, un miembro de la tribu, de nombre Hanhépiwi, se presentó ante el
jefe con un enorme ataque de ira.
-¿Qué te ocurre, buen Hanhépiwi? Descarga en mí lo que perturba tu espíritu- le
dijo pausadamente el jefe indio.
-Verás, sabio Chíkala. Mi amigo, mi mejor amigo, con quien compartía las piezas
de caza y los secretos más íntimos, me ha ofendido y no me queda otro remedio
que darle muerte para que mi alma encuentre sosiego.
-Comprendo tu ira, Hanhépiwi, pero antes de acabar con su vida, toma esta pipa,
llénala y fúmatela debajo del anciano árbol de la vida.
Hanhépiwi hizo caso a su jefe: cogió su vieja pipa, se sentó debajo del árbol,
la llenó con mucho cuidado y tardó más de una hora en fumársela entera. Cuando
terminó su ira se había transformado en humo, dando paso al enfado, y le
parecía excesiva la decisión de matar a su amigo; así que se fue a visitar al
jefe de nuevo.
-Señor- le dijo-, he estado reflexionando y, aunque la ofensa ha sido grave,
pienso que nadie merece la muerte. En lugar de apagar su vida, creo que un buen
escarmiento será suficiente. Ahora mismo me iré a buscarlo para darle una zurra
y que así no se le ocurra jamás volver a ofenderse.
-Comprendo tu enfado, Hanhépiwi; pero antes de levantar tu mano contra él, toma
de nuevo tu pipa, llénala y fúmatela debajo del anciano árbol de la vida.
Hanhépiwi cogió una vez más la pipa, la llenó a la sombra del árbol y se puso a
fumar. Cuando todo el tabaco se hubo quemado, su ira se había transformado en
humo, dando paso a la indulgencia, y el indio se sentía incapaz de hacerle daño
a su amigo, por muy grave que fuese su ofensa.
-Señor de la sabiduría- le dijo a su jefe-, he tenido tiempo para meditar y he
llegado a la conclusión de que la amistad es algo muy hermoso como para
destruirlo por una nimiedad. Estoy convencido de que lo mejor es que vaya a
buscar a mi amigo, le dé un abrazo y los dos olvidemos nuestras disputas.
-También yo sabía desde el principio que esta era la solución más sabia, pero
tenía que dejar que fueras tú mismo el que la encontraras. Ahora que por fin la
has hallado, toma estas dos pipas y fumáoslas tu amigo y tú bajo el árbol de la
vida.
Así lo hicieron. Los dos amigos fumaron juntos a la sombra del anciano árbol y
dicen que su amistad se vio tan reforzada que no hubo nada ni nadie que pudiera
jamás destruirla.”
Dos amigos
Había
una vez dos amigos que
estaban de viaje por el desierto. Entre
el calor y
la sed que estaban sufriendo, los dos amigos estaban cada vez más irritados y de mal humor.
De
repente, los dos amigos empezaron
a discutir, sin
motivo aparente. La discusión fue
cada vez más acalorada hasta que uno de los amigos le dio una bofetada al otro.
Dolido
por lo ocurrido, el amigo escribió
sobre la arena: Mi
mejor amigo me ha pegado una bofetada. Siguieron con el camino,
hasta llegar a un oasis.
Los
dos amigos decidieron aprovechar
el agua del oasis para bañarse y rebajar el calor que estaban
sufriendo. Pero algo
terrible ocurrió, el amigo que había recibido la bofetada
empezó a ahogarse en
el lago.
El otro amigo no se lo pensó dos
veces y se lanzó a salvarlo. Lo sacó corriendo
del agua y
el amigo recuperó la conciencia. Agradecido, éste cogió una piedra y grabó en ella la
siguiente frase: Mi mejor amigo me ha salvado la vida.
Extrañado, su amigo le preguntó:
-¿Por qué después de abofetearte escribiste en la
arena y ahora que te he salvado la vida, lo escribes en una piedra?
Su
amigo, con una sonrisa en la boca le contestó: Cuando un amigo nos ofende o nos hace daño, debemos
escribirlo en la arena para que el viento del perdón y el olvido lo borre
cuanto antes. En cambio, cuando nos ayuda o nos da una alegría debemos
escribirlo y grabarlo en una piedra para no olvidarlo nunca.
PREGUNTAS SOBRE EL CUENTO SOBRE LA AMISTAD PARA REFLEXIONAR.
1.
Haz un resumen de las tres historias y explica cual de
ellas es lo que más te ha gustado.
- ¿Qué cosas te gustan de tus amigos?
- ¿Hay algo que no te gusta que hagan? ¿Qué cosas te hacen sentir mal?
- Explica cómo te sientes cuando tus amigos se portan bien.
- Explica cómo te sientes cuando tus amigos o compañeros de clase no tienen en cuenta tus sentimientos u opiniones.
22/04
17/04
Todos los viernes os dejaremos una lecturita para que trabajéis
Hoy debéis
mandar la tarea de la lectura de la semana pasada (El
amigo fiel’ de
Oscar Wilde ). A Lucía los de 4ºA y a Beatriz los de 4ºB
17/04
Todos los viernes os dejaremos una lecturita para que trabajéis
Vamos a leer ‘El
amigo fiel’ de
Oscar Wilde y a hacer un resumen de una pagina.
Un cuento para reflexionar sobre los valores de la amistad con adolescentes y niños mayores
‘El
amigo fiel’ es un cuento
de Oscar Wilde sobre la amistad. Se trata de un fantástico cuento para adolescentes y niños
mayores, con el que podrás reflexionar acerca de los valores que retratan la
amistad verdadera y en qué se diferencia ésta de la amistad por interés.
Un fabuloso cuento de Oscar Wilde sobre la amistad: ‘El amigo fiel’
Nadaban en un estanque unos
patitos con su mamá pata. Una rata de agua asomó la cabeza y les vio pasar.
Mamá pata les indicaba cómo sumergir la cabeza en el agua para ‘quedar bien’ en
sociedad. Y los patitos, ajenos a lo importante que debía ser aquello, preferían no hacer caso y jugar en el agua.
– Desde luego- dijo en voz
alta la rata de agua- ¡Qué hijos tan desobedientes! Casi sería mejor que se ahogaran…
Mamá
pata, que había oído el comentario, protestó:
– ¡De eso nada! Aunque
tenga que explicarles mil veces lo que deben hacer, lo haré gustosamente. La paciencia de los padres es infinita…
– Buah, vaya pérdida de
tiempo. Es mejor la amistad que el amor
de una familia– dijo entonces la rata- Desde luego, es un amor
mucho más noble y desinteresado.
– ¿Eso piensas? ¿Y qué
ofreces tú a tu amigo a cambio?- dijo entonces un ave que
escuchaba todo desde una rama.
–
¿Que qué ofrezco? Pues fidelidad… ¡vaya pregunta! En eso consiste la amistad…
–
Tal vez no hayas escuchado nunca el cuento del amigo fiel…
–
¿Un cuento? No, no lo conozco- dijo la rata- Pero me gustan los cuentos. Así
que si me interesa, lo escucharé.
–
Vaya que sí- dijo entonces el ave- Es más, podrías aplicarlo a ti misma…
Mamá
pata sintió cierta curiosidad por escuchar el cuento y también se acercó hasta
donde estaban la rata y el ave.
El molinero y el bondadoso jardinero
El
pequeño pájaro empezó a contar su historia:
Había una vez un bondadoso jardinero, pequeño, muy humilde y pobre, pero
con un hermoso jardín que cuidaba y mimaba para obtener durante la primavera y
el verano algunas monedas a cambio de sus bellas flores. Se llamaba Hans. Tenía
el jardinero todo tipo de flores, de todos los colores y olores: desde rosas
hasta azaleas, desde petunias hasta tulipanes, calas de agua y deliciosos
narcisos, imponentes madreselvas y delicadas campanillas. Tenía claveles,
dalias, lirios, orquídeas… Así que su jardín era tan bonito y colorido, que durante
muchos meses llenaba de belleza los
ojos de muchos.
Tenía el jardinero un
amigo, o al menos él decía que era su mejor amigo. Se llamaba Hugo. Era un molinero, al que nunca
le faltaba dinero, pues vendía su harina a buen precio.
En
cuanto el jardín del pequeño Hans se llenaba de flores, el molinero acudía con
un cesto vacío para que se lo llenara.
– Aquí viene tu mejor amigo– decía Hugo- Dispuesto a que me llenes
el cesto. En eso consiste la amistad… No puede haber un gesto que más te llene
de felicidad que ofrecer a tu mejor amigo, es decir, a mí, las mejores flores
de tu jardín…
–
Claro que sí- decía el pobre Hans- Te daré las más bonitas que vea.
–
Verás cómo tu corazón se siente dichoso. No me des las gracias, aunque sé que
las merezco… Yo te hago feliz porque soy tu amigo.
–
Oh, qué bien hablas, Hugo- decía Hans mientras llenaba su cesto de flores.
El duro invierno que tenía que pasar el jardinero
Sin embargo, el molinero nunca le daba a Hans nada a cambio
por sus flores, porque pensaba que él era tan buen amigo, que
ese era suficiente pago. Ni siquiera en invierno, cuando Hans apenas tenía para comer y de
veía obligado a pasar frío, creía el molinero necesario ayudarle.
–
Pienso mucho en mi amigo Hans ahora que hace frío- decía el molinero delante de
su mujer y su hijo- Debe de estar pasando calamidades… pero es de un buen amigo
dejarle tranquilo en su soledad y su tristeza, porque no quiero agobiarlo.
–
Qué bien hablas, querido- decía su mujer- Y qué bueno eres…
–
Pero papá- dijo entonces su hijo- Si pasa frío y hambre Hans, puedes decirle
que venga con nosotros. Yo le puedo dar parte de mi comida…
– Ay, hijo, qué pena de
colegio, que no aprendes nada… Te perdono porque eres joven aún y no lo
entiendes: si invitamos a Hans, al ver todo lo que tenemos, sentirá envidia, y no hay peor sentimiento que ese…
Sentirá tantos celos que se estropeará la amistad.
Y
el pobre niño agachó la cabeza muerto de vergüenza.
De nuevo llega la primavera para Hans
Pasó el invierno, y
con la primavera, el jardín de Hans se llenó de nuevo de
preciosas flores. El molinero pensó que era el momento de ir a ver a su amigo:
–
Ahora sí- le dijo a su mujer- Iré a ver a Hans y llevaré la cesta para que la
llene de flores. Se pondrá muy contento al ver lo buen amigo que soy.
Al
llegar a casa de Hans, vio las flores y sonrió:
–
Aquí está tu amigo, pequeño Hans, tu mejor amigo… ¡He pensado mucho en ti este
invierno!
– Oh, gracias, qué detalle
por tu parte- dijo el jardinero- Sí, la verdad es que pasé malos momentos… Tuve
que vender todo lo que tenía de plata y hasta mi carretilla… Ahora con estas flores, las venderé y recuperaré mi
carretilla.
–
¡Pero no tienes que comprar la carretilla! ¿Para qué están los amigos? Yo tengo
una muy vieja que si la arreglas, tal vez pueda servirte. Cierto que no anda
muy bien, pero te la doy, para que veas lo buen amigo que soy… Ah, y mira, he
traído la cesta más grande que tenía para que me la llenes con tus flores.
–
Ay, pero… Tenía pensado vender las flores para recuperar mis botones de plata…
–
¡Pero bueno! Yo te acabo de regalar una carretilla y ¿me vas a negar unas
flores? ¿A tu mejor amigo?
–
No, no, claro que no…
Y
el pobre jardinero llenó la cesta del molinero con sus mejores flores.
Las constantes peticiones del molinero
Al
día siguiente, cuando el jardinero se iba a poner a trabajar, llegó el molinero
con unos sacos de harina:
– Amigo, traigo estos sacos
para que los lleves al mercado por mí… Al fin y al cabo, yo te voy a regalar
una carretilla. He pensado que
no te importaría hacer un favor a tu amigo.
– Bueno, tenía que
trabajar en el jardín, pero sí, lo haré.
El
jardinero tardó todo el día en ir al mercado y regresar… y estaba tan rendido,
que se quedó dormido hasta las 10 del sía siguiente. Oyó entonces al molinero
que le llamaba. Venía a por el dinero.
– ¡Pero serás perezoso! ¿Estabas durmiendo? Mira, te digo esto
porque soy tu mejor amigo, y me duele ver que duermes hasta tan tarde… Es más,
yo venía a decirte que vengas a arreglarme el techo, que seguro que ayudando a
tu mejor amigo, te sentirás mucho más feliz.
–
Si tienes razón… Y hablas tan bien, que no puedo negarme. Claro que te ayudaré.
Y
el jardinero pasó todo el día arreglando el techo del molinero.
El
jardinero se acostó agotado. Aún así, pensaba levantarse pronto, pues llevaba
muchos días sin arreglar el jardín y se iba a echar a perder… Pero esa misma
noche, llegó el molinero y aporreó la puerta para que le abriera:
–
¿Qué pasa?- preguntó el jardinero.
– Mi hijo se ha caído de la
escalera y necesito que venga el médico. He pensado que como eres mi mejor amigo, puedes ir tú mientras
yo consuelo a mi hijo…
– Claro, pero hay una tormenta tremenda y apenas se ve… ¿me dejarías
tu linterna para no caerme en ninguna zanja?
–
Lo haría gustosamente, amigo, pero es nueva y tengo miedo de que la pierdas…
–
Bueno, no pasa nada, ya me las apañaré.
El triste final del jardinero
Hans
tuvo que andar durante tres horas, en medio de la oscuridad y una terrible
tempestad. Llegó hasta la casa del médico y le avisó.
Y
así terminó la historia, y aquí acaba el cuento… – dijo entonces el pájaro.
– Vaya, ¿y qué le pasó al
molinero?- preguntó la rata– Me siento muy identificado con él, sin
duda… Un gran amigo, lo que yo decía… Tan noble y fiel…
–
No sé cómo acabó el molinero, ni me importa lo más mínimo- dijo el pájaro- Creo
que no entendiste la moraleja de la historia.
– ¿Moraleja? ¿Tiene
moraleja? ¡Haberlo dicho antes! No
te hubiera escuchado… odio esas historias que te intentan
‘comer’ la cabeza con moralismos estúpidos.
Y
diciendo esto, la rata de agua volvió a entrar en su madriguera.
Reflexiones sobre el cuento ‘El amigo fiel’, de Oscar Wilde
Esta increíble historia que
es mezcla de fábula y cuento con moraleja, encierra una
profunda reflexión acerca de la amistad y las características que la definen:
– No es amigo quien recibe y nunca da: La
amistad verdadera debe ser una relación que se retroalimenta, que da y recibe,
recibe y da. Si solo es uno el que ofrece constantemente y nunca recibe nada
más a cambio que lindas palabras, en realidad no es amistad, sino una
interesada y egoísta relación por parte del que dice ser buen amigo y no lo es.
– La amistad debe contemplar todos estos
valores: La amistad verdadera debe sustentarse en la
solidaridad, la empatía, la generosidad y la bondad. Pero
también en la gratitud. Si un amigo ayuda a otro, el otro le corresponderá con
gratitud y hará lo mismo por él. Ese ‘hoy por ti y mañana por mi’, llevado a la
práctica.
– La amistad no son buenas palabras, sino
gestos: No hables, actúa. Puedes decir las palabras más
hermosas, pero si tus actos no siguen los pasos de tu lengua, no serán más que
falsedades y mentiras. Lo que realmente importa en la amistad no es decir ‘eres
mi mejor amigo’, sino estar ahí cuando te necesite.
– Cuidado con los soberbios y vanidosos: En
una relación de amistad no puede haber soberbia ni vanidad, ni envidia o competencia
entre los amigos. Pero en este caso, el molinero era tan soberbio que era
incapaz de darse cuenta del daño que estaba haciendo al pobre Hans.
H0la profe Lucia , te echo mucho de menos un gran abrazo de parte de Darius
ResponderEliminarDarius.