TRABAJO ON LINE

VALORES

Chic@s dejo mi correo donde me tenéis que mandar las tareas por si alguno no lo tiene: Beatriz.bocanegralarranaga@educa.madrid.org

09/06

Buenos días chic@s ;
Como la mayoría no habéis terminado la carta lo hacéis de tarea.


02/06


Leemos este texto:


“En la amistad, la distancia entre lo ideal y lo real debe ser corta; no podemos proclamar una cosa y hacer otra.

Los pactos han de ser respetados, la confianza recompensada. La amistad ha de ser leal, sincera, límpida. El amigo debe querer el bien del amigo no con palabras sino concretamente, debe acompañarlo en los momentos de necesidad.

En la amistad no se puede engañar ni hacer el mal, hay que saber cuáles son las virtudes del otro y valorarlas.

El amigo ha de ser abierto, lleno de vida, divertido, no debe aburrir ni abrumar, y tampoco debe ser demasiado generoso, exagerando con los regalos, puesto que si es así suscita la necesidad de correspondencia y reconocimiento, que resulta muy pesada. La amistad debe ser fresca, ligera, incluso cuando es heroica. La amistad dice siempre, incluso delante de la muerte “no hay de qué”.





La amistad existía en época de Confucio y existe hoy, y no hay motivos para pensar que vaya desaparecer en el futuro. La amistad es tan sólo un modelo ideal que requiere ser respetado. Mientras lo sigamos, el mundo seguirá colmado de amigos, amigos que al vernos nos sonríen”.


Francesco Alberoni



Escuchamos esta canción y buscamos otra que nos guste




y escribimos una carta de una cara a un amigo.
26/05


Con todo lo que ya sabemos sobre la amistad, vamos a hacer un cartel o póster sobre la amistad aquí os dejo un ejemplo





19/05



Vamos a ver estos tres cortometrajes, hacer un pequeño resumen y a decidir cual nos gusta mas y porque.







12/05
Aquí os dejo la tarea de hoy:



Leyenda sobre la amistad


Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos tardan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición).
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
– Buenos días.


– Buenos días – respondió el guardián.


– ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?


– Esto es el Cielo.


– ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!


– Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera.
Y el guardián señaló la fuente.
– Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…

– Lo siento mucho – Dijo el guardián- pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo.  Dio las gracias al guardián y siguió adelante.

Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
– Buenos días – dijo el caminante. –

El hombre respondió con un gesto de la cabeza.

– Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo

– Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar. Podéis beber toda el agua como queráis.

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
– Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.

– A propósito ¿Cómo se llama este lugar?- preguntó el hombre.

– EL CIELO.

– ¿El Cielo?

– ¿Sí? – Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!

– Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.

– ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el hombre.
– ¡De ninguna manera!-increpó el hombre – En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar sus mejores amigos
.



Una leyenda india sobre la amistad Las cuatro pipas
“Hace muchos, muchos años, en un poblado indio situado en un profundo valle entre montañas, vivía una pacífica tribu liderada por un jefe sabio y prudente llamado Chíkala. Una mañana, cuando el sol, como una enorme bola roja, se asomaba a dar a todos los buenos días por el horizonte, un miembro de la tribu, de nombre Hanhépiwi, se presentó ante el jefe con un enorme ataque de ira.
-¿Qué te ocurre, buen Hanhépiwi? Descarga en mí lo que perturba tu espíritu- le dijo pausadamente el jefe indio.
-Verás, sabio Chíkala. Mi amigo, mi mejor amigo, con quien compartía las piezas de caza y los secretos más íntimos, me ha ofendido y no me queda otro remedio que darle muerte para que mi alma encuentre sosiego.
-Comprendo tu ira, Hanhépiwi, pero antes de acabar con su vida, toma esta pipa, llénala y fúmatela debajo del anciano árbol de la vida.
Hanhépiwi hizo caso a su jefe: cogió su vieja pipa, se sentó debajo del árbol, la llenó con mucho cuidado y tardó más de una hora en fumársela entera. Cuando terminó su ira se había transformado en humo, dando paso al enfado, y le parecía excesiva la decisión de matar a su amigo; así que se fue a visitar al jefe de nuevo.
-Señor- le dijo-, he estado reflexionando y, aunque la ofensa ha sido grave, pienso que nadie merece la muerte. En lugar de apagar su vida, creo que un buen escarmiento será suficiente. Ahora mismo me iré a buscarlo para darle una zurra y que así no se le ocurra jamás volver a ofenderse.
-Comprendo tu enfado, Hanhépiwi; pero antes de levantar tu mano contra él, toma de nuevo tu pipa, llénala y fúmatela debajo del anciano árbol de la vida.
Hanhépiwi cogió una vez más la pipa, la llenó a la sombra del árbol y se puso a fumar. Cuando todo el tabaco se hubo quemado, su ira se había transformado en humo, dando paso a la indulgencia, y el indio se sentía incapaz de hacerle daño a su amigo, por muy grave que fuese su ofensa.
-Señor de la sabiduría- le dijo a su jefe-, he tenido tiempo para meditar y he llegado a la conclusión de que la amistad es algo muy hermoso como para destruirlo por una nimiedad. Estoy convencido de que lo mejor es que vaya a buscar a mi amigo, le dé un abrazo y los dos olvidemos nuestras disputas.
-También yo sabía desde el principio que esta era la solución más sabia, pero tenía que dejar que fueras tú mismo el que la encontraras. Ahora que por fin la has hallado, toma estas dos pipas y fumáoslas tu amigo y tú bajo el árbol de la vida.
Así lo hicieron. Los dos amigos fumaron juntos a la sombra del anciano árbol y dicen que su amistad se vio tan reforzada que no hubo nada ni nadie que pudiera jamás destruirla.”




Dos amigos

Había una vez dos amigos que estaban de viaje por el desierto. Entre el calor y la sed que estaban sufriendo, los dos amigos estaban cada vez más irritados y de mal humor.

De repente, los dos amigos empezaron a discutir, sin motivo aparente. La discusión fue cada vez más acalorada hasta que uno de los amigos le dio una bofetada al otro.

Dolido por lo ocurrido, el amigo escribió sobre la arena: Mi mejor amigo me ha pegado una bofetada. Siguieron con el camino, hasta llegar a un oasis.

Los dos amigos decidieron aprovechar el agua del oasis para bañarse y rebajar el calor que estaban sufriendo. Pero algo terrible ocurrió, el amigo que había recibido la bofetada empezó a ahogarse en el lago.

El otro amigo no se lo pensó dos veces y se lanzó a salvarlo. Lo sacó corriendo del agua y el amigo recuperó la conciencia. Agradecido, éste cogió una piedra y grabó en ella la siguiente frase: Mi mejor amigo me ha salvado la vida. Extrañado, su amigo le preguntó:

-¿Por qué después de abofetearte escribiste en la arena y ahora que te he salvado la vida, lo escribes en una piedra?

Su amigo, con una sonrisa en la boca le contestó: Cuando un amigo nos ofende o nos hace daño, debemos escribirlo en la arena para que el viento del perdón y el olvido lo borre cuanto antes. En cambio, cuando nos ayuda o nos da una alegría debemos escribirlo y grabarlo en una piedra para no olvidarlo nunca.

PREGUNTAS SOBRE EL CUENTO SOBRE LA AMISTAD PARA REFLEXIONAR.

1.      Haz un resumen de las tres historias y explica cual de ellas es lo que más te ha gustado. 

  1. ¿Qué cosas te gustan de tus amigos?
  2. ¿Hay algo que  no te gusta que hagan? ¿Qué cosas te hacen sentir mal?
  3. Explica cómo te sientes cuando tus amigos se portan bien.
  4. Explica cómo te sientes cuando tus amigos o compañeros de clase no tienen en cuenta tus sentimientos u opiniones. 



22/04


Hoy debéis mandar la tarea de la lectura de la semana pasada (El amigo fiel’ de Oscar Wilde ). A Lucía los de 4ºA y a Beatriz los de 4ºB

17/04
Todos los viernes os dejaremos una lecturita para que trabajéis 
Vamos a leer ‘El amigo fiel’ de Oscar Wilde y a hacer un resumen de una pagina.


Un cuento para reflexionar sobre los valores de la amistad con adolescentes y niños mayores



‘El amigo fiel’ es un cuento de Oscar Wilde sobre la amistad. Se trata de un fantástico cuento para adolescentes y niños mayores, con el que podrás reflexionar acerca de los valores que retratan la amistad verdadera y en qué se diferencia ésta de la amistad por interés.


Un fabuloso cuento de Oscar Wilde sobre la amistad: ‘El amigo fiel’



Nadaban en un estanque unos patitos con su mamá pata. Una rata de agua asomó la cabeza y les vio pasar. Mamá pata les indicaba cómo sumergir la cabeza en el agua para ‘quedar bien’ en sociedad. Y los patitos, ajenos a lo importante que debía ser aquello, preferían no hacer caso y jugar en el agua.


– Desde luego- dijo en voz alta la rata de agua- ¡Qué hijos tan desobedientes! Casi sería mejor que se ahogaran…
Mamá pata, que había oído el comentario, protestó:
– ¡De eso nada! Aunque tenga que explicarles mil veces lo que deben hacer, lo haré gustosamente. La paciencia de los padres es infinita
– Buah, vaya pérdida de tiempo. Es mejor la amistad que el amor de una familia– dijo entonces la rata- Desde luego, es un amor mucho más noble y desinteresado.
– ¿Eso piensas? ¿Y qué ofreces tú a tu amigo a cambio?- dijo entonces un ave que escuchaba todo desde una rama.
– ¿Que qué ofrezco? Pues fidelidad… ¡vaya pregunta! En eso consiste la amistad…
– Tal vez no hayas escuchado nunca el cuento del amigo fiel…
– ¿Un cuento? No, no lo conozco- dijo la rata- Pero me gustan los cuentos. Así que si me interesa, lo escucharé.
– Vaya que sí- dijo entonces el ave- Es más, podrías aplicarlo a ti misma…
Mamá pata sintió cierta curiosidad por escuchar el cuento y también se acercó hasta donde estaban la rata y el ave.

El molinero y el bondadoso jardinero

El pequeño pájaro empezó a contar su historia:
Había una vez un bondadoso jardinero, pequeño, muy humilde y pobre, pero con un hermoso jardín que cuidaba y mimaba para obtener durante la primavera y el verano algunas monedas a cambio de sus bellas flores. Se llamaba Hans. Tenía el jardinero todo tipo de flores, de todos los colores y olores: desde rosas hasta azaleas, desde petunias hasta tulipanes, calas de agua y deliciosos narcisos, imponentes madreselvas y delicadas campanillas. Tenía claveles, dalias, lirios, orquídeas… Así que su jardín era tan bonito y colorido, que durante muchos meses llenaba de belleza los ojos de muchos.
Tenía el jardinero un amigo, o al menos él decía que era su mejor amigo. Se llamaba Hugo. Era un molinero, al que nunca le faltaba dinero, pues vendía su harina a buen precio.
En cuanto el jardín del pequeño Hans se llenaba de flores, el molinero acudía con un cesto vacío para que se lo llenara.
– Aquí viene tu mejor amigo– decía Hugo- Dispuesto a que me llenes el cesto. En eso consiste la amistad… No puede haber un gesto que más te llene de felicidad que ofrecer a tu mejor amigo, es decir, a mí, las mejores flores de tu jardín…
– Claro que sí- decía el pobre Hans- Te daré las más bonitas que vea.
– Verás cómo tu corazón se siente dichoso. No me des las gracias, aunque sé que las merezco… Yo te hago feliz porque soy tu amigo.
– Oh, qué bien hablas, Hugo- decía Hans mientras llenaba su cesto de flores.

El duro invierno que tenía que pasar el jardinero

Sin embargo, el molinero nunca le daba a Hans nada a cambio por sus flores, porque pensaba que él era tan buen amigo, que ese era suficiente pago. Ni siquiera en invierno, cuando Hans apenas tenía para comer y de veía obligado a pasar frío, creía el molinero necesario ayudarle.
– Pienso mucho en mi amigo Hans ahora que hace frío- decía el molinero delante de su mujer y su hijo- Debe de estar pasando calamidades… pero es de un buen amigo dejarle tranquilo en su soledad y su tristeza, porque no quiero agobiarlo.
– Qué bien hablas, querido- decía su mujer- Y qué bueno eres…
– Pero papá- dijo entonces su hijo- Si pasa frío y hambre Hans, puedes decirle que venga con nosotros. Yo le puedo dar parte de mi comida…
– Ay, hijo, qué pena de colegio, que no aprendes nada… Te perdono porque eres joven aún y no lo entiendes: si invitamos a Hans, al ver todo lo que tenemos, sentirá envidia, y no hay peor sentimiento que ese… Sentirá tantos celos que se estropeará la amistad.
Y el pobre niño agachó la cabeza muerto de vergüenza.

De nuevo llega la primavera para Hans

Pasó el invierno, y con la primavera, el jardín de Hans se llenó de nuevo de preciosas flores. El molinero pensó que era el momento de ir a ver a su amigo:
– Ahora sí- le dijo a su mujer- Iré a ver a Hans y llevaré la cesta para que la llene de flores. Se pondrá muy contento al ver lo buen amigo que soy.
Al llegar a casa de Hans, vio las flores y sonrió:
– Aquí está tu amigo, pequeño Hans, tu mejor amigo… ¡He pensado mucho en ti este invierno!
– Oh, gracias, qué detalle por tu parte- dijo el jardinero- Sí, la verdad es que pasé malos momentos… Tuve que vender todo lo que tenía de plata y hasta mi carretilla… Ahora con estas flores, las venderé y recuperaré mi carretilla.
– ¡Pero no tienes que comprar la carretilla! ¿Para qué están los amigos? Yo tengo una muy vieja que si la arreglas, tal vez pueda servirte. Cierto que no anda muy bien, pero te la doy, para que veas lo buen amigo que soy… Ah, y mira, he traído la cesta más grande que tenía para que me la llenes con tus flores.
– Ay, pero… Tenía pensado vender las flores para recuperar mis botones de plata…
– ¡Pero bueno! Yo te acabo de regalar una carretilla y ¿me vas a negar unas flores? ¿A tu mejor amigo?
– No, no, claro que no…
Y el pobre jardinero llenó la cesta del molinero con sus mejores flores.

Las constantes peticiones del molinero

Al día siguiente, cuando el jardinero se iba a poner a trabajar, llegó el molinero con unos sacos de harina:
– Amigo, traigo estos sacos para que los lleves al mercado por mí… Al fin y al cabo, yo te voy a regalar una carretilla. He pensado que no te importaría hacer un favor a tu amigo.
– Bueno, tenía que trabajar en el jardín, pero sí, lo haré.
El jardinero tardó todo el día en ir al mercado y regresar… y estaba tan rendido, que se quedó dormido hasta las 10 del sía siguiente. Oyó entonces al molinero que le llamaba. Venía a por el dinero.
– ¡Pero serás perezoso! ¿Estabas durmiendo? Mira, te digo esto porque soy tu mejor amigo, y me duele ver que duermes hasta tan tarde… Es más, yo venía a decirte que vengas a arreglarme el techo, que seguro que ayudando a tu mejor amigo, te sentirás mucho más feliz.
– Si tienes razón… Y hablas tan bien, que no puedo negarme. Claro que te ayudaré.
Y el jardinero pasó todo el día arreglando el techo del molinero.
El jardinero se acostó agotado. Aún así, pensaba levantarse pronto, pues llevaba muchos días sin arreglar el jardín y se iba a echar a perder… Pero esa misma noche, llegó el molinero y aporreó la puerta para que le abriera:
– ¿Qué pasa?- preguntó el jardinero.
– Mi hijo se ha caído de la escalera y necesito que venga el médico. He pensado que como eres mi mejor amigo, puedes ir tú mientras yo consuelo a mi hijo…
– Claro, pero hay una tormenta tremenda y apenas se ve… ¿me dejarías tu linterna para no caerme en ninguna zanja?
– Lo haría gustosamente, amigo, pero es nueva y tengo miedo de que la pierdas…
– Bueno, no pasa nada, ya me las apañaré.

El triste final del jardinero

Hans tuvo que andar durante tres horas, en medio de la oscuridad y una terrible tempestad. Llegó hasta la casa del médico y le avisó.
Y así terminó la historia, y aquí acaba el cuento… – dijo entonces el pájaro.
– Vaya, ¿y qué le pasó al molinero?- preguntó la rata– Me siento muy identificado con él, sin duda… Un gran amigo, lo que yo decía… Tan noble y fiel…
– No sé cómo acabó el molinero, ni me importa lo más mínimo- dijo el pájaro- Creo que no entendiste la moraleja de la historia.
– ¿Moraleja? ¿Tiene moraleja? ¡Haberlo dicho antes! No te hubiera escuchado… odio esas historias que te intentan ‘comer’ la cabeza con moralismos estúpidos.
Y diciendo esto, la rata de agua volvió a entrar en su madriguera.

Reflexiones sobre el cuento ‘El amigo fiel’, de Oscar Wilde

Esta increíble historia que es mezcla de fábula y cuento con moraleja, encierra una profunda reflexión acerca de la amistad y las características que la definen:
– No es amigo quien recibe y nunca da: La amistad verdadera debe ser una relación que se retroalimenta, que da y recibe, recibe y da. Si solo es uno el que ofrece constantemente y nunca recibe nada más a cambio que lindas palabras, en realidad no es amistad, sino una interesada y egoísta relación por parte del que dice ser buen amigo y no lo es.
– La amistad debe contemplar todos estos valores: La amistad verdadera debe sustentarse en la solidaridad, la empatía, la generosidad y la bondad. Pero también en la gratitud. Si un amigo ayuda a otro, el otro le corresponderá con gratitud y hará lo mismo por él. Ese ‘hoy por ti y mañana por mi’, llevado a la práctica.
 La amistad no son buenas palabras, sino gestos: No hables, actúa. Puedes decir las palabras más hermosas, pero si tus actos no siguen los pasos de tu lengua, no serán más que falsedades y mentiras. Lo que realmente importa en la amistad no es decir ‘eres mi mejor amigo’, sino estar ahí cuando te necesite.
– Cuidado con los soberbios y vanidosos: En una relación de amistad no puede haber soberbia ni vanidad, ni envidia o competencia entre los amigos. Pero en este caso, el molinero era tan soberbio que era incapaz de darse cuenta del daño que estaba haciendo al pobre Hans.





1 comentario:

  1. H0la profe Lucia , te echo mucho de menos un gran abrazo de parte de Darius
    Darius.

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